sábado, 16 de enero de 2016
Los días por vivir...
Y hay días buenos, malos, entendiblemente jodidos y complicados, y algunos que son como páramos en medio de tanta locura. Como una gran montaña rusa. Como una canción maldita, que cuesta descifrar y hasta a veces escribir. Se juntan el aceite y el agua, y tal vez con un fósforo creamos pólvora y explota todo. Inexplicable. Y ese pequeño big bang es nada más y nada menos que eso: un gran big bang, donde termina y empieza todo. Repartir y dar de nuevo. Acomodar las cargas. Exigirle al paso que no sea en vano. Y, perdido, aturdido y con desasosiego, pasamos a tener una lucidez obligatoria porque no estamos solos en el mundo, y debemos seguir adelante. Los ríos indefectiblemente tratan de llegar al mar, algunos lo intentan, otros solo llegan a ríos más grandes y esos sí llegan al mar. Los más grandes, extensos y con más fuerzas. Pero para llegar al mar hace falta recorrer muchos kilómetros. Hacerse profundo. Llenarse de vida. Porque un río sin vida (sin peces, sin vegetación, sin piedras), no tiene sentido alguno. Y esas vidas son las que alimentan su propia vida. Y tal vez eso nos pasa a nosotros. Necesitamos llegar a ese mar que soñamos. Llenarnos de vida. Sentir que vale la pena. O al menos morir en el intento, que no es poco.
Entonces tendremos días por delante. Los días por vivir, cantaba Juan Carlos Baglietto, desde la pluma de Fabián Gallardo. Algunos buenos, otros malos. Pero hay que vivirlos. Como si tuviésemos una razón. Como si intentásemos llegar al mar.
No estamos solos. NO estamos solos...
lunes, 12 de agosto de 2013
Necesidad
Se caen las pestañas de tanto leer. Se busca la letra en medio de la música que no deja de sonarnos en la cabeza, en los sueños, en el laburo o en la mirada de alguien. Y en realidad no sabemos porqué. Ni nos importa. Es necesidad. Al más puro estilo de libertad para Papillón, al más puro estilo de desesperación para Neruda. Al mejor postor de un casino viviente que se nos asoma en cada mirada que, al fin y al cabo, sabemos que nos engaña. Pero necesitamos. Creer. Amar. Confiar. Putear. Vivir. Y sentirnos vivos. Y a algunos les dá por la lectura. Otros por la música. Otros por la fotografía. Otros viajan. Otros simplemente viven sistemáticamente cada día de la misma y metódica forma. De una u otra forma, necesitan, necesitamos necesitar algo. Amor. Dolor, Pasión. Esa puta pasión que nos hace perder la cabeza. Y a la vez encontrarla. Nada más hermoso que encontrarnos al perdernos.
Y aunque encontremos lo que buscamos, lo que necesitamos, una vez que lo encontramos, volvemos a necesitar algo más. Y por ahí asusta esa sensación de insatisfacción perpetua. Quiero ese disco, lo escucho y me quedo esperando el próximo de esa banda. Conseguí ese super laburo, ahora quiero que, dentro de ese super laburo, me toque hacer lo que realmente me gusta. ¿Y está mal? No para mí. Creo que el día que no necesitamos nada, es porque estamos empezando a morir. Todavía no creo haber tocado la mejor canción de mi vida. No creo haber leído el mejor libro que exista. No me siento a esperar que la vida me traiga algo, como cuando en la playa dejamos que las olas nos traigan aunque sea el sonido del mar...
Pero, podemos necesitar siempre algo. Podemos buscarlo toda la vida. Pero también necesitamos compartirlo. Porque si no lo compartimos, chau, se rompe el hechizo. Necesidad de necesitarte, de contarte, de contar con vos, seas quien seas.
Buscar. Buscar. Buscar...
viernes, 12 de octubre de 2012
Angel de la soledad
Poca gente en la calle. Algún grito de euforia tras el 3 a 0 de argentina contra uruguay. Pasa un bondi, un taxi, una bici. Camino por caminar nomás. No busco un kiosco, ni un bar abierto. Pasan, van, vienen, están, corren, salen. La vida misma. Y pocos lugares me dejan hacer esto.Caminar, tranquilamente, aunque sean las doce de la noche. Y no hay chorros, ni canas, no hay mala onda. De noche, como esta noche de primavera, nada puede salir mal.
Y un pibe discute con su chica, ella se vá. Caminando sola, llorando, por la vereda de enfrente. Y llega a la esquina, y en el kiosco suena la radio..."angel de la soledad, y de la desolación"... Y deja de llorar. Y sabe que no es casualidad. Nada es casualidad. Ni sus lágrimas, ni el indio solari sonando justo en ese tema, ni su risa al escuchar la canción, nada es casual.
Postales irrepetibles. Polaroid sin rollo. El motivo de una simple canción de rock...
martes, 20 de marzo de 2012
Nuestro principio de Incertidumbre
Se podría creer en las verdades absolutas. Se podría afirmar, categóricamente, que el celeste del cielo es el celeste de todos. Que el DO de tu piano es igual al DO de la guitarrra que toca Salinas. ¿Y como sé yo, entonces, cual es el DO que vos escuchás, y como sabés que es igual al que yo escucho? Grabaste una melodía que salió de tu alma, se plasmó en un microchip que viaja mágicamente a través de los parlantes de mi stéreo. Y la escucho y me alucina, y me llenó el alma. Pero...es lo mismo que vos trataste de transmitir? ¿Y qué pasaría si mientras estás tocando, en vez de estar solo, encerrado en el estudio, tenés a tus afectos a tu lado, haciendo que, de una u otra forma, se altere todo? Es la misma melodía. Las mismas notas. La misma canción. La misma pasión. ¿Es lo mismo?
Hace ya muchos años, un tal Heisenberg,( afirma la imposibilidad de reducir el error en la posición sin incrementar el error en el momento o, dicho de otra manera, es imposible no cambiar algo que observás, que estudiás, o con el que interactuás, por más que creas que no ineractuaste) nos dejó el "Principio de Incertidumbre", algo que unos añitos después le valió el nóbel de Física.
Estamos constantemente interactuando, y la menor observación de un fenómeno puede hacer que éste fenómeno cambie en algo respecto a su estado original. Heisenberg, en sus ensayos, postulaba que era imposible "ver" ciertas partículas sin influír en su estado natural. Por ejemplo, tomar un electrón, incidir una luz sobre él y observarlo. Pero, al incidir una luz, por más mínima que sea, se movería, y no estaría ya en la misma posición que queríamos observarlo en principio...
Volvemos a nuesta cotidianeidad. Si nos ponemos estrictos, nada tal vez sea igual a los ojos de cada uno. Tu celeste a lo mejor no es el mismo que mi celeste. Ni que el celeste en sí. El Do es DO acá, en la china, en singapur o en Tangamandapio. Y qué se yo si el cifrado del Do para vos es lo mismo que para mí?
Voy a éste punto. Interactuamos, y modificamos, sea para bien o para mal, cada cosa que observamos, escuchamos, admiramos, o simplemente contemplamos, por el solo hecho de estar. Si no querés que te modifiquen tu existencia, para bien o para mal, no ames, no sientas, no mires, no tengas amigos, no te abras, no NADA. Y vas a estar en un estado netamente puro, sin "contaminantes" ni "modificadores" de lo que querés.
Pero, sinceramente, tengo la sensación de que los afectos, las emociones, el dolor, el amor, la satisfacción, la ira, los temores, el desamor, los palos, las pasiones y hasta los errores...todo eso es lo que nos hace ser. Es necesario tener cierta incertidumbre. Tan necesario como no saber el futuro. Nada mejor que sorprenderme cada mañana con un nuevo día, y nada mejor que no tener ni la menor idea de lo que va a pasar. Genial.
Hace ya muchos años, un tal Heisenberg,( afirma la imposibilidad de reducir el error en la posición sin incrementar el error en el momento o, dicho de otra manera, es imposible no cambiar algo que observás, que estudiás, o con el que interactuás, por más que creas que no ineractuaste) nos dejó el "Principio de Incertidumbre", algo que unos añitos después le valió el nóbel de Física.
Estamos constantemente interactuando, y la menor observación de un fenómeno puede hacer que éste fenómeno cambie en algo respecto a su estado original. Heisenberg, en sus ensayos, postulaba que era imposible "ver" ciertas partículas sin influír en su estado natural. Por ejemplo, tomar un electrón, incidir una luz sobre él y observarlo. Pero, al incidir una luz, por más mínima que sea, se movería, y no estaría ya en la misma posición que queríamos observarlo en principio...
Volvemos a nuesta cotidianeidad. Si nos ponemos estrictos, nada tal vez sea igual a los ojos de cada uno. Tu celeste a lo mejor no es el mismo que mi celeste. Ni que el celeste en sí. El Do es DO acá, en la china, en singapur o en Tangamandapio. Y qué se yo si el cifrado del Do para vos es lo mismo que para mí?
Voy a éste punto. Interactuamos, y modificamos, sea para bien o para mal, cada cosa que observamos, escuchamos, admiramos, o simplemente contemplamos, por el solo hecho de estar. Si no querés que te modifiquen tu existencia, para bien o para mal, no ames, no sientas, no mires, no tengas amigos, no te abras, no NADA. Y vas a estar en un estado netamente puro, sin "contaminantes" ni "modificadores" de lo que querés.
Pero, sinceramente, tengo la sensación de que los afectos, las emociones, el dolor, el amor, la satisfacción, la ira, los temores, el desamor, los palos, las pasiones y hasta los errores...todo eso es lo que nos hace ser. Es necesario tener cierta incertidumbre. Tan necesario como no saber el futuro. Nada mejor que sorprenderme cada mañana con un nuevo día, y nada mejor que no tener ni la menor idea de lo que va a pasar. Genial.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Salinas...
Cinco de la mañana. Habíamos terminado de tocar en un pub de córdoba llamado "Barbus". Había sido un show largo, con mucha onda, ambiente, mucha gente. Y estábamos, 5 de la mañana, desarmando, guardando todo, y entre las cervezas que pasaban, se acerca una rubia tipo propaganda de quilmes. -"Hola, me prestás la viola?" -¿¿¿Qué??? le contesto porque, a esa altura, nunca me imaginé que esta mina tocaba la viola, y menos que iba a pedirnos la viola A LAS 5 DE LA MAÑANA. -Es que estamos con un amigo que tiene ganas de tocar un ratito, podés? -Emm, see, me esperás que desarmemos? Como tratando de que se olvide, se vaya y nosotros también...Se vá, y a los 5 minutos vuelve...-Mirá, estamos con Salinas esperando que nos prestes la viola, podrá ser?. Punto, parada al lado del escenario con cara de "¿cual es?". -Ya vá, flaca, (con un tono más arriba que el de ella, obvio)esperá que juntamos todo y te la doy. -Esta mina nos vá a romper las pelotas hasta que nos vayamos...le digo a Pablo (cantante, guitarrista, dueño de la ovation en cuestión). -Hacete el boludo y listo, juntamos las cosas y nos vamos, me dice Pablo, mientras le ponía la tapa al ambil de la consola.
A los 2 minutos y medio...aparece Pepe, el dueño de Barbus. -"Boludos, está Salinas, quiere tocar la viola un rato, podrá ser posible? -Quien es, es un amigote tuyo? -No, boludo, Luis Salinas, el guitarrista, el gordo, lo tenés????? -¡¡¡¡¡¿¿¿Salinas????!! Nooooo, no puede ser!!! Y la rubia, atrás de Pepe-Te estoy diciendo hace un rato que estamos con Salinas, nene!!!
Creo que hubo un forcejeo entre Pablo y yo para ver quien le llevaba la viola a Luis Salinas. Y ahí estaba, sentadito, con el resto de los músicos de su banda, esperando la viola...Saludos de rigor, hola, que tal,uy, que linda viola, y la catarata de notas a continuación. Creo que en total éramos ¿10 personas? Sentados en un simil vip de Barbus (en los silloncitos, en esa época no habían vips), Salinas se paseó literalmente por cuanto estilo se le ocurrió. Tango, jazz, folclore, boleros, bossa, un par de valsecitos, una que otra balada...Debe haber estado cerca de dos horas tocando. Lo que él quería. La música que se le antojaba ese sábado, madrugada del domingo, a las 5 y pico de la mañana.
Y así como empezó a tocar, a las dos horas de empezar, terminó un tema, se paró, -loco, deben estar cansados, nos vamos. Saludos, chau, un gusto, que buen momento, etc...Cargamos los equipos, nos fuimos.
Llegué a casa. Casi las 8 de la mañana. Me senté en la cocina, me preparé un café. La cabeza a mil. Todavía puedo, si cierro los ojos, ver los dedos regordetes de Salinas pasearse por el diapasón de la Ovation, y escuchar demasiada belleza para una sola noche.
Una de las tantas noches que la música me regaló...
A los 2 minutos y medio...aparece Pepe, el dueño de Barbus. -"Boludos, está Salinas, quiere tocar la viola un rato, podrá ser posible? -Quien es, es un amigote tuyo? -No, boludo, Luis Salinas, el guitarrista, el gordo, lo tenés????? -¡¡¡¡¡¿¿¿Salinas????!! Nooooo, no puede ser!!! Y la rubia, atrás de Pepe-Te estoy diciendo hace un rato que estamos con Salinas, nene!!!
Creo que hubo un forcejeo entre Pablo y yo para ver quien le llevaba la viola a Luis Salinas. Y ahí estaba, sentadito, con el resto de los músicos de su banda, esperando la viola...Saludos de rigor, hola, que tal,uy, que linda viola, y la catarata de notas a continuación. Creo que en total éramos ¿10 personas? Sentados en un simil vip de Barbus (en los silloncitos, en esa época no habían vips), Salinas se paseó literalmente por cuanto estilo se le ocurrió. Tango, jazz, folclore, boleros, bossa, un par de valsecitos, una que otra balada...Debe haber estado cerca de dos horas tocando. Lo que él quería. La música que se le antojaba ese sábado, madrugada del domingo, a las 5 y pico de la mañana.
Y así como empezó a tocar, a las dos horas de empezar, terminó un tema, se paró, -loco, deben estar cansados, nos vamos. Saludos, chau, un gusto, que buen momento, etc...Cargamos los equipos, nos fuimos.
Llegué a casa. Casi las 8 de la mañana. Me senté en la cocina, me preparé un café. La cabeza a mil. Todavía puedo, si cierro los ojos, ver los dedos regordetes de Salinas pasearse por el diapasón de la Ovation, y escuchar demasiada belleza para una sola noche.
Una de las tantas noches que la música me regaló...
martes, 8 de noviembre de 2011
Mundo spinetta
Hace ya una pila de años, y parece que fue ayer. Las buenas cosas perduran en la memoria con sabores, olores y hasta con sonidos.
Córdoba, creo que corría el año 91. Tocaba el Flaco Spinetta en Atenas (en esa época, reducto rockero reservado para los grandes). Yo, recién llegado a la docta, no podía creer que iba a poder ver al flaco en vivo. Recuerdo la entrada color celeste, segunda fila al medio, al precio de tres entradas de boliche. Nadie que me acompañe (la mayoría de mis amigos no eran muy fanas del flaco), así que enfilé solo a atenas tipo 5 de la tarde. LLego, fila interminable para la popu, yo con segunda fila fuí temprano al pedo, pero me mataba la ansiedad. Primero en la cola de preferencial...Y a la espera de escuchar algún sonido, ver al flaco, al mono fontana, a alguien!!!Y nada, no había sonido premonitorio, sólo los pibes en la cola cantando alguna del flaco o al mejor estilo futbolero..."charly se la come, el flaco se la dá"...Mucho hippie, pelos largos, chalecos tejidos...Un ambiente inigualable. Hasta el aroma verdoso y dulzón en el aire...Faltaba la música, la prueba de sonido, la llegada de los plomos, de los músicos. Nada. "El flaco tuvo un accidente" "Volcó el camión con los equipos" "suspenden porque no le pagaron al flaco" y no sé cuantas cosas más que empezaban a circular de boca en boca. Yo, firme en la puerta-portón de atenas. De repente, se abre el portón, Nadie. Literalmente. Nadie. Me meto. Pegados al escenario, el tecladista y el baterista de la banda "el sueño americano" (banda cordobesa de muy buen pop), junto con una que otra "chichisona", dos o tres plomos sentados en el escenario, vacío, sin nada arriba...Y ahí me entero: venía un camión de baires (como se decía en esa época) cargado con todos los equipos del flaco, y se prendió fuego...Parece que hubo un problema atrás, en la caja, y cuando lo detectaron ya era tarde...Al rato, aparece alguien con pinta de productor y dice "ya vienen los equipos de la mona, el flaco vá a tocar". Y a los cinco minutos empiezan a bajar folden, twitters, cajas y más cajas, luces...y yo, a esta altura , ya era re amigo de los locos del sueño americano, sentados sin poder creer de lo que éramos testigos. Cae la mona. La mona Giménez. Habla con un pibe que parece ser crew del flaco. Al rato, aparece una batería, equipos de bajo, dos de viola, y tres teclados. Empieza a entrar la gente. Era la una de la mañana. Aparece arriba del escenario el mono fontana, junto con el tecladista de la mona, quien le muestra los teclados (se pasan como 10 minutos, el loco hablando, el mono anotando...) Se asoma Guillermo Arron y Machi, (Guitarrista y bajista respectivamente), toquetean cada uno el equipo que les habían prestado. Fontana hace una seña. Se apagan las luces. Sin haber probado sonido, largan. La silueta del Flaco que aparece por detrás de Arron, saluda a Jota Moreli, cabecea al Mono...y no puedo creer lo que está pasando. Son las dos de la mañana. Empieza el show...pero eso es otra historia...
Córdoba, creo que corría el año 91. Tocaba el Flaco Spinetta en Atenas (en esa época, reducto rockero reservado para los grandes). Yo, recién llegado a la docta, no podía creer que iba a poder ver al flaco en vivo. Recuerdo la entrada color celeste, segunda fila al medio, al precio de tres entradas de boliche. Nadie que me acompañe (la mayoría de mis amigos no eran muy fanas del flaco), así que enfilé solo a atenas tipo 5 de la tarde. LLego, fila interminable para la popu, yo con segunda fila fuí temprano al pedo, pero me mataba la ansiedad. Primero en la cola de preferencial...Y a la espera de escuchar algún sonido, ver al flaco, al mono fontana, a alguien!!!Y nada, no había sonido premonitorio, sólo los pibes en la cola cantando alguna del flaco o al mejor estilo futbolero..."charly se la come, el flaco se la dá"...Mucho hippie, pelos largos, chalecos tejidos...Un ambiente inigualable. Hasta el aroma verdoso y dulzón en el aire...Faltaba la música, la prueba de sonido, la llegada de los plomos, de los músicos. Nada. "El flaco tuvo un accidente" "Volcó el camión con los equipos" "suspenden porque no le pagaron al flaco" y no sé cuantas cosas más que empezaban a circular de boca en boca. Yo, firme en la puerta-portón de atenas. De repente, se abre el portón, Nadie. Literalmente. Nadie. Me meto. Pegados al escenario, el tecladista y el baterista de la banda "el sueño americano" (banda cordobesa de muy buen pop), junto con una que otra "chichisona", dos o tres plomos sentados en el escenario, vacío, sin nada arriba...Y ahí me entero: venía un camión de baires (como se decía en esa época) cargado con todos los equipos del flaco, y se prendió fuego...Parece que hubo un problema atrás, en la caja, y cuando lo detectaron ya era tarde...Al rato, aparece alguien con pinta de productor y dice "ya vienen los equipos de la mona, el flaco vá a tocar". Y a los cinco minutos empiezan a bajar folden, twitters, cajas y más cajas, luces...y yo, a esta altura , ya era re amigo de los locos del sueño americano, sentados sin poder creer de lo que éramos testigos. Cae la mona. La mona Giménez. Habla con un pibe que parece ser crew del flaco. Al rato, aparece una batería, equipos de bajo, dos de viola, y tres teclados. Empieza a entrar la gente. Era la una de la mañana. Aparece arriba del escenario el mono fontana, junto con el tecladista de la mona, quien le muestra los teclados (se pasan como 10 minutos, el loco hablando, el mono anotando...) Se asoma Guillermo Arron y Machi, (Guitarrista y bajista respectivamente), toquetean cada uno el equipo que les habían prestado. Fontana hace una seña. Se apagan las luces. Sin haber probado sonido, largan. La silueta del Flaco que aparece por detrás de Arron, saluda a Jota Moreli, cabecea al Mono...y no puedo creer lo que está pasando. Son las dos de la mañana. Empieza el show...pero eso es otra historia...
viernes, 22 de julio de 2011
Tocar fondo
El tipo se despertó, como cualquier otro día de su vida. La clásica rutina del despertador, el espejo del baño, sacar el auto de la cochera, irse...Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se le pasó por la cabeza salir de su casa, poner primera, y al llegar a la esquina, en vez de seguir derecho doblar, agarrar la ruta y seguir hasta donde decida el destino. Pero éso era solamente eso, un ardid para mantener la cabeza alerta ("mirá que si me canso me voy a la mierda..."). Y esa mañana era distinta. No como para doblar en la esquina, pero sí como para cambiar de rumbo. Dejar el pucho, empezar el gym, acostarse temprano, leer a Murakami,escuchar Bach...O escarbar hasta encontrar donde parar.
Y se dio cuenta que estaba en el fondo. No por lo malo de la situación, sino por la soledad circundante. Solo, en medio de una multitud. Solo, buscando más soledad que en la soledad misma. Y es que esto no era de ahora. Se transformó, años atrás, en una rueda, en un círculo, en un ir y venir por los mismos caminos, las mismas sendas, los mismos cuerpos, la misma piel. Y no hay cosa peor que reincidir en ser uno mismo siempre.
Y esa mañana llegó al trabajo, y como de costumbre saludó al guardia del edificio, prendió la máquina de café, prendió la compu, la estufa y se sentó en el escritorio a esperar...Y nada cambiaba, nadie golpeaba la puerta de su oficina trayendo la solución. Ni tampoco sonó el celular anunciando nada. "Ésto depende de vos, loco". Y así fué. Tenía que ser de esa manera. Decidir, de una vez por todas, que caminos cortar, que puertas cerrar, que gente echar. Echar de su vida, de sus recuerdos, de su pasado, para poder vivir el presente. Cerrar la puerta de lo que pudo ser y no fué, cerrar esas puertas que invitan a no volver nunca al presente. Olvidarse de los caminos que podría haber andado, y que no.
Y no estaba tan mal. Un poco triste, por lo pasado, por lo vivido, por lo que tenía que olvidar. Pero el café tuvo un gusto distinto, y Herbie sonó mejor que otras mañanas, y el sol que entró por la ventana pareció un abrazo de bienvenida...Alguna vez publicaría sus planteos, pero daba para otra mañana...
El tipo se despertó, como cualquier otro día de su vida. Sólo que esta vez, al llegar a la esquina, no tuvo que pensar en doblar...
Y se dio cuenta que estaba en el fondo. No por lo malo de la situación, sino por la soledad circundante. Solo, en medio de una multitud. Solo, buscando más soledad que en la soledad misma. Y es que esto no era de ahora. Se transformó, años atrás, en una rueda, en un círculo, en un ir y venir por los mismos caminos, las mismas sendas, los mismos cuerpos, la misma piel. Y no hay cosa peor que reincidir en ser uno mismo siempre.
Y esa mañana llegó al trabajo, y como de costumbre saludó al guardia del edificio, prendió la máquina de café, prendió la compu, la estufa y se sentó en el escritorio a esperar...Y nada cambiaba, nadie golpeaba la puerta de su oficina trayendo la solución. Ni tampoco sonó el celular anunciando nada. "Ésto depende de vos, loco". Y así fué. Tenía que ser de esa manera. Decidir, de una vez por todas, que caminos cortar, que puertas cerrar, que gente echar. Echar de su vida, de sus recuerdos, de su pasado, para poder vivir el presente. Cerrar la puerta de lo que pudo ser y no fué, cerrar esas puertas que invitan a no volver nunca al presente. Olvidarse de los caminos que podría haber andado, y que no.
Y no estaba tan mal. Un poco triste, por lo pasado, por lo vivido, por lo que tenía que olvidar. Pero el café tuvo un gusto distinto, y Herbie sonó mejor que otras mañanas, y el sol que entró por la ventana pareció un abrazo de bienvenida...Alguna vez publicaría sus planteos, pero daba para otra mañana...
El tipo se despertó, como cualquier otro día de su vida. Sólo que esta vez, al llegar a la esquina, no tuvo que pensar en doblar...
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